RUBÉN BLADES: CUANDO EL TIEMPO NUNCA PASA


	RUBÉN BLADES Y ROBERTO DELGADO & ORQUESTA Gira Salsa Big Band Teatro Cervantes / Málaga Aforo completo (1.104 personas) Domingo 8 de julio de 2018 20:30 horas *Julián VÉLEZ*

_La primera vez que escuché a Rubén Blades tendría como ocho o nueve años. Ya por entonces era una auténtica institución y un clásico de la salsa, y desde aquel momento no ha dejado de sonar en mi casa. Incluso mi madre tiene una chaqueta que se pone en el invierno a la que llama cariñosamente 'Pedro Navaja'. Ayer, escuchando en la intimidad del sonido que genera el Teatro Cervantes de Málaga, comprobé que el tiempo pasará para muchas personas, pero no para la música de Rubén Blades. Con veinte músicos acompañándolo dirigidos magistralmente por Roberto Delgado (gracias a la música porque estará bien cuidada por muchos años en sus manos), la orquesta sonó con la energía propia de las big band de los años 50. No ha sido casualidad que en noviembre ganaran juntos los dos Grammy Latino (Álbum del año y Mejor álbum de salsa) y un Grammy 'Anglo' (Mejor álbum tropical), con un Blades convertido ya en el artista de salsa y/o latin jazz más galardonado en la historia del premio.

Rubén es sabio: "El éxito nunca es de una sola persona, no he estado solo, he tenido éxito por la gente que me enseña y que me ayuda. Es algo que tengo que reconocer siempre. La gente ve la superficie del éxito, pero no el interior, y hay mucha gente que está detrás ayudando. Gracias a ellos". Con esta frase comenzaría el concierto, no sin envolvernos en una introducción de ritmos salseros y de jazz antes de comenzar la fiesta, porque fue una fiesta. Abriría con Plástico, un tema que, aunque tiene más de treinta años, sigue tan actual como el primer día en esta sociedad superficial. Es digna de ponérsela a los niños y que entiendan críticamente en qué sociedad vivimos.

El directo continuaría con Decisiones y en menos de diez minutos el teatro ya estaba entregado. Ir a un concierto de Rubén Blades es como estar en una conversación. Es tan cercano con su público que sorprende. Nos introduce y nos cuenta una historia antes de cada de una de sus canciones, se toma el tiempo de presentar a sus compañeros, saludar al público y hacer reflexiones personales, tan presentes a lo largo de su carrera. Así seguiría con un homenaje a Venezuela con Maria Lionza y posteriormente una dedicatoria especial a Chucho Valdés y su hijo Julián, presentes entre el público. En Arayué, una enorme canción escrita hace tiempo junto a Ray Barretto y que en Salsa Big Band retomó bajo los arreglos de Roberto Delgado, hicieron "una versión nueva, cambiando la letra y mejorándola, creo", explicaba.

El jazz siempre ha estado más que presente en la carrera musical de Rubén: "Ya de niño escuchaba los siete discos con los que venía el tocadiscos que un día trajo mi padre a la casa. Él dice que lo compró, pero no le creo. Seguro que lo ganó jugando a la baraja". Así estuvieron presentes Jimmy y Tommy Dolsey con The Way You look Tonigh, canción compuesta por Dorothy Fields y Jerome Kern, grabada originalmente en 1936 por Fred Astaire e interpretada magistralmente en su día por el mismísimo Frank Sinatra.

Rubén repasó su amistad con Gabriel García Márquez y cómo compuso Ojos de perro azul. "No voy a hacer interpretaciones de trabajo, le dije, pero al final le di forma a sus cuentos y terminó siendo el disco que más me han criticado. Los intelectuales decían que yo era un presuntuoso porque rompí los cuentos de Márquez y los salseros porque decían que eso no era salsa. Un día me llamaron a la casa y era Gabo, y me dice "me duelen los brazos". ¿Por qué?, le pregunté, "de estarte defendiendo", me respondió [risas]".

En este instante del concierto comprendí la frase inicial de Rubén dando las gracias a todos los que lo han rodeado, porque su concierto era un homenaje constante. En Las cuentas del Alma nos ofreció un regalo juntándose en el escenario con el maestro de Chucho Valdés que cerró la canción con un solo de piano, uno de esos momentos que siempre recordarás de un concierto. Pasó luego por Amor y control y Ligia Elena, dos canciones que tienen algunos elementos autobiográficos. "Cuando me gradué de la universidad nadie se sorprendió más que mi propia familia. En el barrio muchos perdieron todo apostando a que no lo lograba. Mi madre tenía la teoría de que iba a terminar siendo o presidente o preso", cuenta entre las risas del público y de él mismo.

El momento más emotivo sin duda llegó con Todo vuelve. Acompañado por la letra y música propia de la canción, la proyección fue protagonista. Imágenes en diapositiva con fotos históricas con grandes músicos y artistas que han pasado por toda su carrera: Héctor Lavoe, Gabriel García Márquez, Cheo Feliciano, Celia Cruz o Paco de Lucía, entre muchos otros. También homenajeó a Ray Heredia con Cobarde, y como no podía ser de otra manera, al gran Héctor Lavoe, presente en todos los conciertos de Rubén Blades a través de El Cantante: "Este es un tema que no grabé yo y menos mal. Se lo cedieron a otro cantante y fue lo mejor porque nadie podía interpretarlo mejor. Esa era su vida en ese momento. Nosotros lo cantamos porque siempre hemos creído que la muerte en realidad comienza con el olvido, así que mientras te acuerdes de la gente seguirán vivos".

Seguimos con la salsa gracias a Sin tu cariño y posteriormente otro recital de jazz con Mack the Knife, una canción que siempre estuvo en su cabeza porque iba subiendo poco a poco los tonos y que desde los doce años ya cantaba. Y como todo tiene un por qué, prácticamente era una introducción a su obra cumbre, Pedro Navaja, con mención especial al ilustrador, que durante todo el concierto nos mostraba gráficamente cada una de las historias de sus canciones. El cierre del concierto no podía ser de otra forma que con Maestra Vida y Muévete, dos temas que nos muestran perfectamente lo que es Rubén Blades, un aprendiz de la vida, un salsero magistral y amante apasionado de la música. Gracias Rubén y que tu música siga Caminando.

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