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EL GESTO TÉCNICO ES LO MÁS BONITO PARA VICENTE DEL BOSQUE, UN HOMBRE CONVENCIDO DE QUE LA GENEROSIDAD ES RENTABLE Y DE QUE SOLO ASÍ AUMENTAREMOS NUESTRAS POSIBILIDADES DE ÉXITO. EL TALENTO NO SE COMPRA NI SE ADQUIERE, ESTÁ EN NOSOTROS. LA CAPACIDAD INDIVIDUAL MARCA LA DIFERENCIA, PERO SI ESTA SE PONE AL SERVICIO DEL COLECTIVO, ADEMÁS, ES CAPAZ DE CONSEGUIR
GRANDES OBJETIVOS.
 
 
José Gordillo
 

Entrevista cedida por nuestro partner
REVISTA RONDO
 
 
 
 
 
 
El balón es el elemento básico del fútbol. El primer contacto de cualquier niño con este deporte siempre se produce mediante algún objeto con forma esférica. Vicente no recuerda exactamente cuándo le regalaron su primera pelota, "pero sería en Reyes". En su grupo de amigos del barrio de Garrido, en Salamanca, escaseaban los balones. No era fácil, pero normalmente tenían la oportunidad de contar con alguno, "lo que pasa es que duraba poco y lo tirábamos demasiado", comenta. En Revista Rondo queríamos que la pieza fundamental en torno a la que gira este juego cobrara vida en esta entrevista. La idea nos llevó hasta el municipio gaditano de Ubrique, célebre en todo el mundo por sus más de cuatrocientos años de tradición en el arte de la marroquinería. Desde allí hemos conseguido traer un regalo muy especial para Vicente: un balón de piel personalizado inspirado en los prototipos de principios del siglo XX y fabricado a mano por los mejores maestros marroquineros. "Cuando teníamos balones de estos se rompían y yo tenía un hermano con una habilidad tremenda para coserlos", cuenta acordándose de su hermano Fermín y rememorando aquella infancia en tierras castellanas.
 
Vicente del Bosque González debutó en el fútbol nacional con el filial de la UD Salamanca, "que entonces se llamaba CD Salmantino". Allí crecería primero como delantero y después como centrocampista ofensivo, con mucha llegada al área rival. Su talento pronto llamaría la atención de los grandes clubes. "Jugábamos en juveniles y era la primera vez que jugaba tan organizado. Jugamos una eliminatoria contra el Real Madrid en el campeonato de España. Era mi segundo año de juvenil, me vieron y me vine para Madrid a la aventura, una aventura que salió bien pero que en la mayoría de los casos sale mal", advierte. Vicente llegó a la capital de España con solo diecisiete años. Sin embargo, "el Madrid no tenía filial como es ahora el Castilla", por lo que él, al igual que otros muchos jóvenes, tuvo que salir cedido en busca de minutos ("cuando era joven nos orientaron, casi no teníamos opinión"). Su primer destino fue el CD Castellón. En aquella temporada las lesiones se cebaron con él y apenas pudo disputar una docena de partidos. Al año siguiente recalaría en el Córdoba CF, ya en Primera División. En el conjunto califal empezaría a consolidarse como futbolista de élite, aunque la felicidad no sería completa, puesto que los cordobeses terminarían descendiendo a Segunda División.
 
En la temporada 1972/73, Vicente volvería a un CD Castellón recién ascendido a Primera. Los blanquinegros serían el equipo revelación de aquella campaña, realizando grandes actuaciones como la goleada sobre el FC Barcelona de Rinus Michels (4-0) y finalizando el campeonato en quinta posición, justo por detrás del Real Madrid. El rendimiento del salmantino había sido espectacular, jugando una treintena de partidos y logrando 5 goles. "Por una cuestión de características físicas" poco a poco iría retrasando su posición para dedicarse a labores más organizativas. "Me parecía que tenía muchos síntomas de Fernando Redondo por esa posición de mediocentro, muy preocupado siempre por la estabilidad del equipo, por el equilibrio… pero éramos totalmente distintos. Él tenía una capacidad técnica y de uno contra uno en medio campo que yo no tenía", dice a la hora de buscar similitudes entre el fútbol que él desplegaba y el que más tarde practicarían jugadores a los que el mismo Vicente dirigiría. "Yo era más de toque, más de distribuir el juego. Un estilo si acaso y modestamente más parecido al de Sergio Busquets. Y digo modestamente porque él es muy bueno", puntualiza.
 
  
 
 
 

"En el grupo de amigos del barrio escaseaban los balones. No era fácil, pero siempre tuvimos la oportunidad de tener alguno". / Julián VÉLEZ
  
 
 
 
En aquella fecha el fútbol español estaba experimentando algunos cambios que condicionarían su historia para siempre. En el verano de 1973, Del Bosque regresaría al Real Madrid de manera definitiva, y es justo entonces cuando "se produce la llegada de jugadores extranjeros a España, que hasta entonces estaba prohibido, y permiten dos por club. El Madrid traería a Günter Netzer y a Óscar 'Pinino' Más. El Barcelona, por ejemplo, traería a Johan Cruyff y a Hugo Sotil. Ahí empiezan a venir más extranjeros que luego se van colando. Creo recordar a aquellos oriundos que vinieron en masa e invadieron nuestro fútbol". El término oriundo se utilizaba para referirse a aquellos jugadores latinoamericanos cuyos antepasados supuestamente habían sido emigrantes españoles. En 1962 se había prohibido la presencia de futbolistas extranjeros en equipos españoles por los malos resultados de la selección nacional. Aun así, muchos obtenían certificados de nacimiento falsos, por lo que a partir de 1973 se permitió incluir hasta dos extranjeros no oriundos por plantilla.
 
El año de su estreno con el primer equipo del Real Madrid sería bastante revuelto. En enero de 1974, Miguel Muñoz dejaba su puesto en el banquillo después de quince exitosos años, siendo reemplazado por Luis Molowny. El equipo estaba en plena transición. Los resultados no eran nada buenos y acabaron la liga en el octavo puesto de la tabla. Pero en la entonces Copa del Generalísimo las cosas serían bien distintas. Tras eliminar a Real Betis, Granada y UD Las Palmas, en la final esperaba el FC Barcelona, que meses antes les había aplicado un severo correctivo en el Santiago Bernabéu (0-5). Contra todo pronóstico, los madridistas se tomarían la revancha (4-0), llevando así a sus vitrinas el duodécimo título copero de su historia. En aquella temporada Vicente se había convertido en un jugador clave para el buen funcionamiento del juego merengue, formando junto a Netzer, Pirri y Manuel Velázquez uno de los mejores centros del campo de toda Europa. Sería uno de los pocos futbolistas de la plantilla con un puesto fijo en el once inicial para cada uno de los entrenadores que irían pasando por el club. 
 
En la 1974/75, ya con Miljan Miljanic dirigiendo desde el banco, el Real Madrid conseguiría ganar la liga y volvería a alzarse como campeón de Copa. "Veníamos de recoger el testigo de los 'Yé-Yé', que habían ganado la Copa de Europa de 1966", cuenta refiriéndose a aquella mítica generación entrenada por Miguel Muñoz y formada por los Araquistáin, Pachín, De Felipe, Sanchís, Pirri, Zoco, Serena, Amancio, Grosso, Velázquez o Gento, entre otros. "Luego llegó el final nuestro, o mío por lo menos, que fue ya cuando llegaron los de la 'Quinta del Buitre'. Yo los veía aparecer por la caseta y decía "mal asunto", porque venían fuertes, eran muy buenos jugadores, producto de la casa… Esos años nos suministramos básicamente de la cantera e incluso con ello mantuvimos un poco el tono en cuanto a competición", es más, ganaron cinco ligas y cuatro Copas (dos del Generalísimo y dos del Rey). Además, alcanzaron la final de la Copa de Europa de 1981, disputada en París ante el Liverpool FC de Bob Paisley. Aunque un gol de Alan Kennedy en la recta final del encuentro mandaba el título para Inglaterra, hacía quince años que los madridistas no llegaban tan lejos en Europa, por lo que Vicente cree que jugar aquella final "también fue, digamos, un éxito".
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
JOSÉ GORDILLO: ¿Puede ser la Copa de Europa la gran espinita de su etapa como futbolista?
VICENTE DEL BOSQUE: Bueno, creo que si lo miramos con un tono positivo, fue un éxito llegar a la final contra el Liverpool. Éramos todos los jugadores prácticamente de la cantera: Agustín, Sabido, García Navajas, García Cortés, yo mismo… y luego con el añadido de Laurie Cunningham y otros cuantos. Pero la mayoría éramos jugadores de la cantera y creo que eso fue un éxito.
 
J.G.: ¿Recuerda algún gol al que le guarde especial cariño?
V.D.B.: Cuando era pequeño, en los juveniles del Madrid y en mis primeros años como profesional era muy goleador, pero poco a poco los entrenadores fueron echándome más atrás. Algún gol metí. Recuerdo uno en el año 77. En el Madrid celebrábamos el setenta y cinco aniversario del club y jugamos la final del torneo contra la selección de Argentina que luego en el 78 se proclamaría campeona del mundo. Ganamos 1-0 con un gol mío desde fuera del área.
 
 
 
Del Bosque fue internacional con la selección española hasta en dieciocho ocasiones. Destaca especialmente su presencia en la Eurocopa de Italia 1980Su único gol con 'la Roja' en competición oficial llegaría precisamente en la fase de clasificación para aquella Eurocopa, en un partido disputado ante su gente en el estadio Helmántico de Salamanca, donde España doblegaría por 5-0 al combinado nacional de Chipre. Después de once temporadas en el primer equipo del Real Madrid, Vicente se retiraría del fútbol profesional en 1984, a la edad de treinta y tres años y con más de 500 partidos jugados a sus espaldas. A pesar de colgar las botas, el balompié seguía siendo su gran pasión, por tanto, decidió seguir ligado profesionalmente a él. Tras haberse sacado el título de entrenador a los veintisiete años, había llegado el momento de curtirse en los banquillos, en primer lugar, "por egoísmo, porque había estado toda la vida vinculado al fútbol, no tenía preparación para otras cosas y tenía que seguir viviendo", y en segundo lugar, por culpa de sus anteriores entrenadores: "Principalmente Miljanic y Boskov influyeron no solo en mí sino en un grupo de jugadores que en aquella época queríamos ser entrenadores. Por otro lado, el señor Molowny era un hombre con alto sentido de la moral y de club y también influyó para que siguiera sus pasos". 
 
Miljan Miljanic y Vujadin Boskov habían dirigido al Real Madrid en los períodos comprendidos entre 1974 y 1977 y entre 1979 y 1982 respectivamente, dándole una vuelta de tuerca al papel de los entrenadores. "Siempre lo digo, no solo eran entrenadores de fútbol, había mucho más", subraya Vicente, "ahora parece que solo sabemos de fútbol. Aquellos no, sabían de todo y era gente muy preparada y con una gran formación. Boskov y Miljanic eran distintos, creo que uno era macedonio y el otro serbio, pero los dos tenían una gran preparación, de una escuela yugoslava que en aquel entonces creo que fue muy buena". "Sus enseñanzas, sus métodos de trabajo y su formación" marcarían un antes y un después en el fútbol español, pues "antes el entrenador sabía de todo" y tanto Miljanic primero como después Boskov "vienen ya con uno equipo de trabajo; con entrenador de porteros, con preparador físico, con entrenadores de centrocampistas, de delanteros,… A partir de ahí claro que ha ido evolucionando el fútbol, pero para mí rompieron las barreras del entrenador en el fútbol".
 
  
 

 

Criado en la cantera del CD Salmantino, Del Bosque pasó por Plus Ultra, CD Castellón, Córdoba CF y Real Madrid, con el que jugó más de 300 partidos oficiales. Además, fue internacional con la selección española en 18 ocasiones / Archivo.
  
 
 
 
La primera experiencia de Vicente en la parcela técnica fue como ayudante de Juan Santisteban en el Real Madrid Castilla. En 1987 se hizo cargo del filial madridista, donde entrenaría a jugadores como Lopetegui, Mandiá, Aldana, Aragón, Caminero, Cañizares, Alfonso o Urzáiz. "Estábamos todos los días dándole vueltas a qué era lo mejor para los chavales, cuál era el mejor alimento, y discutiendo de cualquier cosa. Eran conversaciones interminables. Apagaban la luz, ya se iban todos los chicos y nos quedábamos en la caseta hablando de cómo se podía mejorar", recuerda. Después de tres temporadas entrenando en Segunda División, tuvo ofertas para dirigir a otros equipos, pero prefirió quedarse para dedicarse a la sección de fútbol base del club, unos años que fueron "enriquecedores para todos". "No ganaba mucho dinero, lo justo, y estábamos todos los días como en una funeraria allí metidos, incluso los sábados y los domingos. Yo intenté lo que habían hecho conmigo en el Real Madrid cuando llegué, formarme en el aspecto personal", pues era consciente de que "la mayoría no iban a ser futbolistas". Aun así, tenían que enseñarles una conducta y una educación, además de "prepararles para ser futbolistas, que algunos llegaron realmente". 
 
Vicente comenzó a estudiar la carrera de Magisterio en Salamanca, aunque cuando llegó a Madrid le costó demasiado terminar. Aquella formación le serviría para fortalecer sus habilidades docentes en los años en los que trabajó en el fútbol base. Según él, "lo que puede hacer un entrenador es regar a un jugador. En aspectos técnicos cada día es más difícil progresar. El que tiene un toque de balón bueno, aunque tenga setenta años sigue tocando el balón perfectamente, no se le olvida". Además, está convencido de que "se ha perdido un poco esa calle que antes había". "Antes jugábamos en la plazuela e íbamos uno contra uno, dos contra dos, cuatro contra cuatro y si estabas tú solo, estabas contra una pared. Eso ahora prácticamente no existe", asegura. En España cada vez es menos común ver a los niños jugando al fútbol en la calle o en el campo, donde el terreno presenta multitud de obstáculos y obliga a sacar recursos de donde sea. "Eso decía Raúl cuando nos pusieron el campo de hierba artificial en la ciudad deportiva del Real Madrid", comenta, "dijo “aquí no va a salir ningún jugador más". Él estaba acostumbrado a jugar en el campo de tierra de Villaverde. Los campos de tierra que teníamos nosotros eran horrorosos. Pero bueno, eso no quiere decir que a los chavales no les demos las mejores condiciones para que puedan practicar el fútbol".
 
En marzo de 1994, Benito Floro sería cesado como entrenador del Real Madrid. Entonces, la junta directiva decidió que Vicente del Bosque se hiciera cargo del primer equipo hasta junio. Sin mucho tiempo para reconducir la inercia de resultados y eliminado de la Copa del Rey, el salmantino dejaría a los blancos en el cuarto puesto de la clasificación. Concluida la temporada, regresaría a su trabajo en las categorías inferiores del club. En enero de 1996, volvería a dirigir el banquillo madridista casi de forma efímera tras la destitución de Jorge Valdano, ya que solo dirigió un partido (un 0-5 en San Mamés) antes de la contratación de Arsenio Iglesias. La historia volvería a repetirse el 18 de noviembre de 1999, aunque con una diferencia. El galés John Benjamin Toshack solo había podido obtener tres victorias en once partidos y su relación con la plantilla dejaba mucho que desear. Los madridistas se encomendaron de nuevo a Vicente, esta vez de manera definitiva. El salmantino pensaba que "siempre iba a ser un entrenador formativo, no tenía aspiraciones de ser preparador profesional", pero las circunstancias llevaron al club a buscar algo de estabilidad en un banquillo que había tenido hasta ocho inquilinos distintos en apenas cuatro años.
 
  
 
 
 
  
 
 
J.G.: Tuvo dos apariciones con el Real Madrid antes de empezar a dirigir al primer equipo de manera estable. ¿Cree que en España cuesta apostar por entrenadores de la casa?
V.D.B.: Creo que no. Los tiempos han cambiado, tienes una prueba, por ejemplo, en el Barcelona de Luis Enrique. El mismo Zidane, por mucho que haya sido, es un producto de abajo y se ha confiado en él. Lo que pasa que siempre pensamos que lo desconocido es mejor que lo conocido. Lo desconocido parece que te abre ese entusiasmo y genera un estímulo mayor en un club, pero luego, si no hay nada de contenido, por mucho que sean de fuera o por mucho nombre que tengan van perdiendo valor. Yo no me quejo de eso, sinceramente. Creo que el Real Madrid siempre ha tenido entrenadores que se han criado en la casa: Camacho, García Remón, Luis Molowny, Amancio Amaro… Miguel Muñoz, que ha sido el más longevo de todos los entrenadores españoles y extranjeros que ha tenido el club.
 
 
 

La tercera etapa de Vicente al frente del primer equipo madridista tendría un comienzo un tanto dubitativo. Hasta un mes tardaría en estrenar su casillero de victorias, aunque poco a poco el conjunto merengue iría consolidando su juego y realizaría actuaciones de mérito, como el 3-0 conseguido ante el FC Barcelona de Louis van Gaal. El técnico salmantino hizo notar que era un hombre de cantera. En esa temporada daría la titularidad absoluta a Íker Casillas y haría debutar a FernandoRolando ZárateAganzo y Meca. En enero los blancos disputarían el primer Mundial de Clubes, celebrado en Brasil y donde se quedarían en un discreto cuarto puesto. En Copa del Rey alcanzarían las semifinales, siendo eliminados por el RCD Espanyol, y en liga acabarían quintos de un campeonato doméstico que ya habían dejado en un segundo plano. Sería la Liga de Campeones la que se convertiría en la competición más importante para el Real Madrid en aquella campaña. Una buena primera fase de grupos con el FC Porto como gran rival daba paso a una segunda ronda donde esperaban FC BayernFC Dinamo Kiev y Rosenborg BK. Después de empatar en casa con el FC Dinamo Kiev en el último partido, los madrileños igualarían a puntos con los ucranianos, aunque se clasificarían como segundos tras el FC Bayern gracias a la diferencia de goles.
 
El sorteo de cuartos de final emparejó al Real Madrid con el defensor del título, el Manchester United de Sir Alex Ferguson. La ida en el Bernabéu se saldaría con 0-0. En la vuelta, Old Trafford presenciaría una noche inolvidable para el madridismo (2-3), con Raúl y Redondo en plan estelar y Helguera erigiéndose como líder de la defensa ante la ausencia de Hierro. Las semifinales deparaban un reencuentro con el FC Bayern, que les había vapuleado en la fase de grupos (4-1 y 2-4). Sin embargo, Europa siempre ha sido un talismán para el Real Madrid. Un tempranero gol de Anelka y otro en propia meta de Jeremies darían ventaja a los madridistas (2-0). Otro tanto de Anelka en el Olympiastadion sería suficiente para pasar a la final (2-1). El último escollo era el Valencia CF de Héctor Cúper y en el que figuraban CañizaresDjukic, MendietaKily González o el 'Piojo' López. Era la primera vez que la final enfrentaba a dos clubes del mismo país. El Real Madrid se impondría claramente (3-0) con goles de Morientes, McManaman y Raúl, que acabaría como máximo anotador del torneo (junto a Rivaldo y Jardel). De esta forma, Del Bosque lograba hacerse con su ansiada Copa de Europa (la octava de la entidad), precisamente en París, donde había estado tan cerca de conseguirla diecinueve años atrás.
 
 
 
  
 
  
 
 
El verano del 2000 sería más que ajetreado en el Real Madrid. Para empezar, Florentino Pérez conseguiría la presidencia. Junto a él aterrizarían Luís Figo, emblema y capitán del FC Barcelona recién proclamado Balón de Oro, Celades, Makélélé, Flávio Conceição, Solari y Munitis. Comenzaba así la 'era galáctica' del madridismo, en la que Florentino Pérez ficharía un póker de superestrellas mundiales en apenas cuatro años: el propio Figo (2000/01), Zinedine Zidane (2001/02), Ronaldo (2002/03) y David Beckham (2003/04). En la primera temporada ganarían el vigésimo octavo título liguero del club, con Figo haciéndose valer desde el principio y con Raúl logrando el Trofeo Pichichi gracias a sus 24 goles. El año siguiente arrancaría con la consecución de la Supercopa de España, disputada ante el Real Zaragoza (1-1 y 3-0). Terceros en liga y subcampeones de Copa del Rey, los blancos habían vuelto a centrar sus miras en Europa. Una vez superadas las fases de grupos, en cuartos volvieron a vérselas con el FC Bayern, al que superaron remontando la eliminatoria en casa (2-1 y 2-0). El FC Barcelona fue el rival de semifinales. Una gran actuación en el Camp Nou (0-2) dejó encarrilado un duelo que se acabaría certificando en el Bernabéu (1-1). 
 
El 15 de mayo de 2002 siempre será una fecha especial para el madridismo. El Hampden Park de Glasgow albergaba la final de la Copa de Europa entre el Real Madrid y un Bayer Leverkusen liderado por Michael Ballack. El primer cuarto de hora del encuentro estuvo marcado por los tantos de Raúl y Lúcio. Segundos antes de llegar al tiempo de descanso, un balón llovido del cielo era empalmado con una clase magistral por Zidane, estableciendo el 2-1 que a posteriori resultaría definitivo y llevaría a Madrid la novena 'Orejona' de su historia. Aquel equipo contaba entre sus filas con figuras de la talla de Casillas, Roberto Carlos, Figo, Guti, Zidane, Raúl o Morientes, a los que en verano se uniría Ronaldo, campeón y máximo goleador de la Copa del Mundo de Corea y Japón 2002. Apenas dos meses y medio más tarde, los blancos levantarían en Mónaco su primera Supercopa de Europa (3-1 ante Feyenoord), y en diciembre se desplazarían a Japón para vencer al Club Olimpia (2-0) y lograr la Copa Intercontinental. En la 2002/03 volverían a ganar la liga tras un bonito mano a mano con la Real Sociedad. En la Champions League caerían en semifinales ante la Juventus FC, aunque antes habían protagonizado una de las eliminatorias más bellas que se recuerdan, ante el Manchester United (3-1 y 4-3) y con una actuación sublime de Ronaldo en Old Trafford, hat-trick incluido.
 
 
 
 
 
 
J.G.: El equipo de 'Los Galácticos' conformaba un vestuario digno de recordar: Raúl, Guti, Casillas, Figo, Zidane, Ronaldo... Quizá no tenían ese protagonismo mediático, pero imagino que serían muy importantes, por un lado, jugadores que te permitían practicar un buen fútbol, como Makélélé, y, por otro, gente que aportaba no solo desde el banquillo sino en cuanto a la cohesión del grupo como McManaman, Geremi...
V.D.B.: Sí, totalmente. Has dado, además, en la tecla de los dos nombres que yo siempre he dado como hombres clave para el buen funcionamiento de un vestuario, que han sido Geremi y McManaman. No eran titulares absolutos, pero nos aportaron ese equilibrio, esa sensatez y esa cordura que un vestuario debe tener. En todos los equipos, sobre todo en los grandes, necesitas jugadores principalmente que no sean muy egoístas, que sean generosos. Estoy convencido de que la generosidad es rentable y en un equipo de fútbol mucho más, y cuando tú tienes jugadores generosos que se comportan como jugadores de equipo eso es buenísimo. Si a aquellos que son muy buenos, que nosotros los teníamos, consigues concienciarlos de que van a ser mucho mejores si somos un equipo… No podemos olvidar que individualmente se puede destacar, pero tiene mucha más resonancia cuando se produce dentro de la victoria de un equipo. Si juegas muy bien pero el equipo no gana, mal asunto, siempre es una rémora para cualquiera. Sin embargo, cuando un equipo gana se benefician todos los elementos de ese equipo, sin ninguna duda.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Vicente del Bosque siempre ha destacado por su sensatez y su prudencia, virtudes que se antojan esenciales a la hora de confeccionar un equipo campeón. Óscar Martos, productor y tenor, también participa en esta entrevista ("lo que no sé, trato de aprenderlo"). Óscar, desde su visión particular del mundo del fútbol, quería colaborar en la parte más emocional del entrenador salmantino. Una de las cuestiones que más le llamó la atención desde el principio fue el hecho de trabajar y convivir con grandes elencos de estrellas mundiales del deporte. "Yo creo que muchas veces hay una leyenda alrededor de un vestuario que no se ajusta a la realidad", aclara Vicente. Para él, lo más complicado de trabajar con una plantilla así es que no deja de ser "una empresa en la que trabajan veintitrés jugadores y solo juegan once, y eso siempre genera un poco de preocupación en los entrenadores", por lo que hay "que saber dosificar y darle cariño a uno que no ha jugado casi nada". Además, deja patente que es esa impresión que producía aquel Real Madrid de 'Los galácticos' estaba totalmente mediatizada, ya que todo lo que ocurría alrededor del vestuario tenía una gran trascendencia: "No me digáis que ahora de un simple gesto o de una simple mirada no se hacen no ya un programa entero sino diez programas todos los días".

 
 
 
ÓSCAR MARTOS: ¿Usted se imaginaba hace treinta años que el fútbol iba a llegar a ser lo que es ahora? ¿Imaginaba que iba a ser un elemento tan global y tan mediático?
V.D.B.: El fútbol de toda la vida creo que ha sido universal y creo que ha ido en aumento también por las nuevas tecnologías, las televisiones… Recuerdo a Pablo Porta, que era presidente de la Federación Española de Fútbol cuando yo era jugador y que entonces decía que la televisión se iba a cargar el fútbol, que iba a cortar que la gente fuera a los campos. La realidad ha sido todo lo contrario. Le ha dado una dimensión mayor y ha acercado a muchísima gente al fútbol. Ahora cualquiera de cualquier pueblo que antes tenía vetado el poder ir a un campo pues puede ver cualquier partido de la máxima categoría.
 
O.M.: Yo sigo poniendo en Youtube todo lo que puedo ver de Pelé. Me encantaba verlo desinflar los balones. También me gustaba mucho Rummenigge. 
V.D.B.: Ahora no nos podemos quejar y añorar lo de antes porque ahora tenemos, por ejemplo, a Messi y a Ronaldo, que hay que reconocer que son muy buenos, son extraordinarios. Messi y Ronaldo son fantásticos, uno de una forma más callejera y el otro casi como de ordenador, pero los dos son buenísimos. Solo me duele que no sepan aceptar, cuando os decía antes la generosidad de los grandes jugadores, que les puedan cambiar alguna vez, que es buenísimo para el equipo. Y no aceptan que les cambien, están ahí hasta el final, los noventa minutos en todos los partidos.
 
 
Justo el día después de que levantara la vigésimo novena liga en la historia del Real Madrid, el club le comunicó a Vicente del Bosque la decisión de no renovarle el contrato. La relación entre el preparador salmantino y el máximo dirigente madridista, Florentino Pérez, nunca había sido del todo buena, y en esos meses previos a la consecución del título liguero incluso había empeorado. Aunque muchos pensaban que tarde o temprano renovaría, finalmente, Vicente saldría "un poco dolido del Real Madrid" y con la certeza de que se podían haber seguido logrando éxitos en el caso de haber continuado con el proyecto. De esta forma, el técnico ponía fin a tres años y medio al frente del primer equipo, en los que había conquistado un total de siete trofeos para las vitrinas del Santiago Bernabéu. Hasta la fecha es el segundo entrenador que ha dirigido más partidos con el Real Madrid (245, con un balance de 133 victorias, 57 empates y 55 derrotas), solo por detrás de toda una leyenda de la entidad blanca como Miguel Muñoz.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
"En buyuk Besiktas (Besiktas es el más grande)", gritaba Vicente del Bosque en su presentación como nuevo entrenador del Besiktas JK en junio de 2004. "Turquía para nosotros fue una experiencia inolvidable en todo, en el terreno personal y en el terreno futbolístico", recuerda tras más de una década. Sus primeros meses en Estambul no fueron fáciles. Un inicio de liga muy irregular provocaría que la lucha por el título fuera ya casi imposible desde el principio. Aun así, Del Bosque y los suyos estaban "muy cómodos", ya que ni las barreras del idioma impidieron que tuvieran "una comunicación perfecta" con el club. "Pero el fútbol es de una pasión no sé si incontrolada pero de demasiada pasión", piensa Vicente. Y es que, pese a remontar el vuelo en la Süper Lig, la eliminación en la fase de grupos de la Copa de la UEFA y en los octavos de final de la Copa de Turquía pesarían demasiado. Aunque contaba con el apoyo del presidente, Yildirim Demiroren, la escasa paciencia para asentar el proyecto había endurecido mucho el entorno. El 27 de enero de 2005 anunciarían su destitución como técnico de las 'Águilas Negras': "Fue un momento amargo creo que hasta para ellos porque habíamos congeniado bien. Yo les tengo a los turcos, y especialmente al Besiktas, una gran estima".
 
La estancia en Estambul había sido una experiencia enriquecedora no solo para Vicente y su familia, sino para todo su cuerpo técnico. "Habíamos estado entre las mismas cuatro paredes toda una vida", señala. Uno de los apoyos más importantes a lo largo de su carrera en los banquillos siempre ha sido Toni Grande, su segundo desde que empezara a dirigir el primer equipo del Real Madrid y quien también le seguiría en su aventura a Turquía. Otra persona fundamental sería Fernando Hierro, que había dejado la entidad madridista al mismo tiempo que el salmantino: "Fernando es un hombre muy majo y entrañable. Lo tuve como jugador y luego es el que nos acerca a la selección nacional". En 2007, Hierro había sido designado como director deportivo de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) y tras el éxito en la Eurocopa de 2008 propondría a Del Bosque como el relevo perfecto para Luis Aragonés. "Hicimos un grupo desde la discusión, porque cuando dos o tres personas están manejando algo y coinciden en todo es imposible, y más en el fútbol", explica, convencido de que en un equipo de trabajo "tiene que haber discrepancias", y ellos las tenían, aunque siempre llegaban "a un punto de acuerdo". En su nueva etapa, ya con la selección, Vicente volvería a sentir aquel amor absoluto por el balón, eso sí, siempre desde la prudencia.
 
 
 
 
O.M.: ¿Qué emociona del fútbol a Vicente Del Bosque?
V.D.B.: Antes hablábamos de las cuestiones técnicas. Cuando alguien hace una cosa bonita, un gesto técnico es para mí lo más bonito. Lo otro también tiene su gracia; cómo se mueve un equipo que esté bien conjuntado, bien unido, cómo se maneja en función de donde vaya el balón, cómo va moviéndose… En fin, eso también es bonito, pero un remate de cabeza bonito es la leche, o un buen control, que es lo más difícil. La diferencia de tocar entre unos y otros no es tan grande, pero la acción técnica más importante, creo, es el control. Un buen control te va a dar ventaja y te va a dar velocidad al juego. En cambio, un mal control en el que tienes que tocarla tres veces para dominar el balón lentifica el juego, evidentemente. Y aquel que casi no necesita ningún control y al primer toque ya circula la pelota hace que gane mucho el equipo en velocidad de juego.
 
 
 
   
 
 

 

 
 
 
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